DF Tax | Consideraciones para evaluar las propuestas de los candidatos presidenciales
Gonzalo Polanco, director del Centro de Estudios Tributarios de la U. de Chile
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Gonzalo Polanco
En los próximos meses, seguiremos conociendo propuestas de la más variada índole en materia tributaria. Es probable, por tanto, que veamos análisis de las bondades y debilidades de cada una de estas. En este contexto, haremos un esfuerzo por ir entregando algunos elementos necesarios para el análisis informado.
Antes de continuar, quiero hacer un paréntesis para recordar a un amigo mío, quien me decía entre broma y broma, que los académicos siempre encontrábamos todas las ideas malas y nos dedicábamos solo a criticar. Yo le argumentaba que las candidaturas, al lanzar proyectos, por razones obvias, resaltan aquellos aspectos positivos, como recaudaciones espectaculares o disminución histórica de la desigualdad. Pero resulta necesario aterrizar los temas y entregar otros elementos para el análisis, a fin de que puedan ser evaluadas de manera más completa.
En Chile, los dos impuestos que más aportan a la recaudación fiscal son el impuesto a la renta, con un 38,8% de la recaudación total y el IVA, con un 49,9%, según cifras del SII del año 2020. Los demás impuestos tienen una recaudación ostensiblemente menor. Por ejemplo, el impuesto a la herencia y donaciones aporta un 0,5% del total. Por lo tanto, en términos de magnitud, resulta normal que las propuestas, cuyo objetivo es lograr una mayor recaudación, se relacionen con los dos primeros tributos. Los demás impuestos, más que ser puramente recaudadores, buscan muchas veces otros objetivos, tales como corregir desigualdades (herencias) o desincentivar conductas (diésel).
Centraré el análisis en el impuesto a la renta. Dentro de este, se considera un grupo de impuestos que se relacionan con contribuyentes determinados. Así, tenemos el impuesto de primera categoría, que grava las rentas cuyo origen es, primordialmente, el capital. Este impuesto a la actividad empresarial representó el año 2020 un 26,6% de la recaudación total, cifra muy superior al impuesto de segunda categoría o al trabajo, con un 9,4%. Por tanto, a primera vista, pareciera ser que la clave de una mayor recaudación se encontraría en el impuesto de primera categoría.
Sin embargo, aumentar la recaudación de este impuesto no es tarea fácil. Una primera aproximación nos lleva a la tentación de aumentar su tasa, actualmente en el 27%, para las empresas que no califican como Pyme. No obstante, Chile no es el único país que compite en el mundo para atraer inversiones, por lo que pareciera ser una ceguera tomar una decisión en ese sentido sin mirar las tasas y las cargas que aplican nuestros competidores. Con esto, no quiero decir que esas tasas deban quedar estancadas para siempre. Solo señalo que cualquier tomador de decisiones debe mirar lo que hacen los otros países, así como ellos miran lo que hacemos nosotros. La esperanza de lograr un acuerdo global para una tasa mínima, si bien es un buen paso, aún es muy incipiente y requiere avances adicionales.
Sobre ello, un estudio de 222 jurisdicciones tributarias a nivel mundial, citado por la Tax Foundation (2020), señala que 117 de ellas están en rangos entre el 20% y el 30% de impuesto corporativo, que es una abrumadora mayoría.
Otra propuesta con la que difícilmente se puede estar en desacuerdo es la disminución de la tasa de evasión en este impuesto. La tarea, sin embargo, no es sencilla. Las modificaciones legales propuestas tardan en ser aprobadas y luego implementadas. Se requiere capacitación de los funcionarios y adaptación de los sistemas. Por lo tanto, no es esperable que la disminución de la evasión y elusión del impuesto empresarial haga una diferencia sustancial en el corto plazo, sobre todo, porque ni siquiera existe total claridad de cuál es el porcentaje de evasión en este impuesto.
Ampliar la base, eliminando las exenciones no justificadas también es una propuesta que concita amplio apoyo. No obstante, al abandonar la vista aérea y entrar en los detalles de cada exención aparecen las dificultades relacionadas con posibles efectos que puedan tener dichas políticas, en aspectos relevantes como el precio de ciertos bienes, o los intereses políticos subyacentes. Nuevamente, este debate se genera en un contexto en el que no abundan en Chile los estudios, para caracterizar quiénes son los beneficiados con estos tratamientos diferenciados y cómo operan.
En resumen, los antecedentes indican que se debe tener prudencia ante las propuestas. Lo mejor es ser moderado y realista en las expectativas de recaudación en el corto plazo; y hacer un análisis exhaustivo de las medidas consideradas a largo plazo.